Hace mucho , mucho tiempo, más de 100
años. Una buena familia de agricultores perdieron toda su cosecha.
Ana, la hija de los agricultores, al ver
a sus padres tan tristes tuvo una gran idea y se fue a hablar con su hermano
Juan.
-
Juan, he estado pensando mucho mucho
mucho y creo que tengo la solución, debemos de ir a pedirle ayuda al reloj
mágico de Madrid.
-
¿qué
reloj Ana?- pregunto Juan.
-
Ya sabes, el que esta en la Puerta del
Sol, he leído en mis libros que si vas allí el 31 de diciembre y pides un deseo
mientras suenan las 12 campanadas, tu deseo se cumplirá.- dijo Ana
Así que Juan y Ana prepararon sus
mochilas con algo de merendar y alguna muda de ropa y les dijeron a sus padres
que se iban a ver a los abuelos el fin de semana, no querían contarles el secreto
a sus padres, por si acaso no se cumplía.
Tras un
largo viaje llegaron por fin a Madrid, estaban muy cansados y decidieron
tomarse sus bocadillos sentados en un banco a la sombra de un madroño. Una vez
repuestas las fuerzas continuaron con la marcha, atravesaron el parque del
Retiro, pasaron por debajo de la puerta de Alcalá, y justo cuando el sol ya se
estaba escondiendo llegaron a la plaza Mayor, su mapa les indicaba que ya
estaban muy cerquita de la puerta del Sol.
Pero había
tantas salidas en la plaza mayor que se equivocaron y salieron por una que les
mandaba para el sitio equivocado, ya no sabían que hacer, y comenzaron a
ponerse muy tristes… de repente…. Ton….ton… ton…
-
¿qué es eso Ana?- Preguntó Juan
-
Corre Juan corre, son las campanas de la
Puerta del Sol, nos están avisando de que se acerca la hora mágica, corre Juan,
no tenemos mucho tiempo.
Ana y Juan corrieron como nuncaaaa, y llegaron
justo a tiempo, se agarraron de las manos y en la campana numero 12, pidieron
con el corazón:
-
Por
favor, ayuda a nuestros padres en la próxima cosecha.
Ana y Juan se quedaron muy callados,
esperando a ver si algo sucedía, esperaron, un segundo, dos, tres…. hasta 12 segundos
y justo entonces las manivelas del gran reloj cobraron vida.
-
Ana, Juan, habéis sido muy valientes y
muy generosos viniendo hasta aquí, para ayudar a vuestros padres. Y podemos ver
que lo habéis deseado de todo corazón, por ello, ¡¡¡que así sea!!! Tomad estas
semillas, plantarlas y esperar.
Crecerán unas vides
fuertes y grandes y de ellas unas magnificas uvas, esas uvas traerán buena
suerte a vuestra familia, y nunca más volveréis a pasar hambre. Pero a cambio, deberéis
repartir todas las uvas que os sobren a la gente que lo necesita, uvas de la
suerte. Además cada 31 de diciembre, vendréis aquí con vuestras familias y
amigos, y tomareis una uva con cada una de nuestras 12 campanadas para recibir
así el nuevo año.
Y
desde ese momento Ana, Juan y sus padres volvieron a tener buenas cosechas, a
no pasar hambre y a ser muy felices.
Y
como Las vides les daban muchas muchas uvas, cada año las repartían entre los
más necesitados como les pidieron las agujas del mágico reloj, y así fue
también como cada 31 de diciembre con las 12 campanadas y las 12 uvas, la
suerte llegaba a todas las casas de niños y niñas, gracias al mágico reloj de
la Puerta del Sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.